Poemas

Esta canción amarga

Sufro tanto que a veces ni siquiera

sé si sufro por mí o por el obrero.

El sufrimiento nace, simplemente.

Es como un árbol ciego.

 

No lo busco, lo llamo ni lo aguardo.

Nace cuando lo quiere.

Es como un chorro de alcohol, como una

almohada de alfileres.

 

Es amargo y sangriento a medianoche

y a veces -sin permiso- en las aceras.

Me anuda la camisa hasta asfixiarme.

Me riega ácidos malos en las venas.

 

Sin embargo, hermanos, cuando falta

es como si mi carne estuviera vacía.

Como si no corriera el jugo de mi sangre.

Como si a chorros, roja, se me huyera la vida.

 

Jorge Debravo-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *