La paz de tus ojos, es el sol de un día nuevo
Este encierro que opaca mis sentidos
estas paredes no me sueltan
y aún queda mucho por sentir
No quiero que mañana sea tarde
Sabés una cosa…
Siento miedo de tu miedo
y aún permanezco aquí
encerrado voluntaria y no voluntariamente
anhelando y deseando tu compañía
así sean veinte minutos o veinte años
Por triste que sean los días
siempre regreso a la paz de tus ojos.
Héctor A. Montenegro-