Poemas

Creí que te habías muerto

Creí que te habías muerto, corazón mío,

en Junio.

Creí que, definitivamente, te habías muerto:

sí, lo creí.

Que, después de haber esparcido el revoloteo púrpura

de tu desesperación, como una alondra caíste en el

alféizar; que te extinguiste como el fulgor atemorizado

de un espectro; que como una cuerda tensa te rompiste,

con un chasquido seco y terminante.

Creí que, acorralado por tus desvaríos, traicionado por

los todavías, alcanzado por las evidencias, exhausto,

abatido, habías sido derribado al fin.

Y contigo, se desvanecieron los engarces entre

sentimientos, imágenes, suposiciones y pruebas.

Se me fueron abriendo las costuras de la memoria: ya

me estaba acostumbrando a vivir sin ti.

Pero tus fragmentos estallados se han ido

buscando, encontrando, cohesionándose como gotas de

mercurio, sin cicatriz ni señal.

Y ahí estás, otra vez inocente, sin acusar enmienda ni

escarmiento, guiando, dirigiendo, adentrando en ti el

peligro, como si fueras invulnerable o sabio, como si,

recién nacido apenas, ya fueras capaz de distinguir, en

el mellado filo del clavel,

la espada

 

Ana Rossetti-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *