Poemas

Plenilunio

Por la verde alameda, silenciosos,

íbamos ella y yo

la luna tras los montes ascendía,

en la fronda cantaba el ruiseñor.

Y le dije… No sé lo que le dijo

mi temblorosa voz…

En el éter detúvose la luna,

interrumpió su canto el ruiseñor,

y la amada gentil, turbada y muda,

al cielo interrogó.

¿Sabéis de esas preguntas misteriosas

que una respuesta son?

Guarda, ¡oh, luna, el secreto de mi alma;

cállalo, ruiseñor!

 

Fabio Fiallo-

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