Mi vientre atrapa fragmentos de universo
y los convierte en luz.
Crece el hijo y grita por los vientos
¡Heme aquí, convoco la mañana!
Busco desesperadamente algún empleo.
Pan y leche seguros para el niño
casa, cama
el amor que deviene de la tranquilidad de una labor digna.
Busco desesperadamente:
‘aquí, tal vez — me dicen — allá, tal vez’
y voy y corro
con el dolor y el miedo clavados en mi vientre
y con mis manos casi suplicantes,
y voy y llego y me hacen esperar
y en la entrevista
grita de pronto el hijo por los vientos:
¡Heme aquí, fabrico la esperanza!
y el empleador lo nota y dice:
No hay trabajo…
No podemos emplearla…
No creo que se pueda… No
No.
NO!
— no sé si pueda yo seguir luchando —
y sigo/
Sigo/
SIGO/
para este amanecer que casi implora desde el fondo de mí
y nadie
escucha.
Waldina Mejía Medina-