Poemas

Milagro

El espacio entre los dos

resbaló

como harina entre los dedos.

Ya sólo en el mundo

un lugar habitado

-tú y yo.

Tu cuerpo refugiado

en mis manos.

Mis ojos

disueltos en tu mirada,

y la húmeda rama de tu voz

palpitando

su sombra en el silencio,

la última traza de lumbre

se extinguió bajo el alero.

 

Ya sólo chocaron tu cuerpo y el mío

como dos pedernales.

Al amanecer me sorprendí

de que respiraras todavía.

 

Roberto Obregón-

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