Poemas

Los ojos de la noche

Terminando el rosario a nuestros dormitorios

subiremos donde el ángel maligno,

que quiere atormentarnos, nos espera.

La espalda en la pared, cuidando que las ropas

no escondan nuestros ojos mucho tiempo,

la fragante franela nos ha vestido al fin.

Y sabemos, tras el vuelo fruncido

del tibio cubrecama, quién se oculta.

Al mínimo ruido en el contiguo cuarto

irrumpiremos, entre las tenues sábanas

de cruda muselina, anhelantes,

buscándonos.

Y nos sorprenderán

e irremisiblemente seremos castigados,

devueltos al horror de las alcobas.

Pero, abrázame ahora. Febriles confortémonos

que el miedo vendrá, en breve, dispuesto a aniquilarnos.

 

Ana Rossetti-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *