Poemas

Intención apagada

Llego y toco una mano

y la mano que toco

tiene dudas.

Vengo y veo unos ojos

y los ojos que veo

tienen llanto.

Pregunto por nadie

y me responde la ceniza

con su enlutado lenguaje.

Y cuando quiero volver

corriendo locamente

hacia los ojos azules

que me llaman,

el alma se me enreda

en las torres de la muerte,

donde sombras amigas

abren sus manos

hacia el tiempo.

Digo luego una palabra

Amable

y nadie escucha mi voz

acostumbrada al tulipán

y acostumbrada al viento.

 

Debo gritar, no hay duda.

Seguir gritando, reciamente

hasta que vengan ,a buscarme

para negarme la cascada

luminosa de la vida.

 

Otto René Castillo-

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