Poemas

Ciego afán

I

Adiós digo al vecino,

al hermano,

al dios que me empuja,

al aire, a la tormenta.

Adiós a la muchacha que se quedó

perdida en mis poemas y nadie pudo

borrar, ni el tiempo, ni los viajes,

ni las lluvias. Y está en mí

a pesar de la oración que nunca

dije. Adiós a las corbatas,

a los zapatos viejos, heridos por el tiempo.

Adiós al traje aquél tan mío,

compañero de bodas,

bautizos y entierros. Adiós.

II

Me voy

hacia los ríos, pez

en busca de la luz.

 

 

 

 

Navegaré la bruma.

Dormiré en los helechos

como la forma de antigua canción.

Alrededor mío, sólo el recuerdo.

Ni libros, ni palabras ni voces

que me llamen. El agua nada más rodeándome,

dejándome nadar hasta la orilla

de mis propios sueños,

de mis propias venturas.

El ojo abierto, y en mis alas

acaso la prisa de llegar, de ir,

de venir y volver.

Toda la aventura del ciego afán

de amar, de estar aquí,

sin poder estar allá.

 

Ítalo López Vallecillos-

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