Poemas

Voz del retorno

Nada le queda al náufrago; ya nada: ni siquiera

la dulce remembranza de un viejo sueño vano,

ni la marchita y frágil ala de una quimera

que al estrecharse deja su polvo entre la mano.

La media noche es tarde y el alba fue temprano,

y el orgulloso día le dijo al sol: “Espera”;

quien sin besarla aspira la flor de Primavera,

pasa como una sombra por el jardín humano.

 

Violetas de los prados en el solar fragante,

rosas de los pensiles rojas y perfumadas

que al pasajero abrieron su misterioso broche;

el náufrago retorna como una sombra errante,

sin una sola estrella de flámulas doradas

con que alumbrar el fondo de su infinita noche.

 

María Eugenia Vaz Ferreira-

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