Poemas

Después de la batalla

En los sembrados yacen apretados cadáveres,

en el verde lindero, sobre flores, sus lechos.

Armas perdidas, ruedas sin varillas

y armazones de acero vueltos del revés.

 

Muchos charcos humean con vapores de sangre

que cubren de negro y rojo el pardo campo de batalla.

Y se hincha blanquecino el vientre de caballos

muertos, sus patas extendidas en el amanecer.

 

En el viento frío aún se congela el llanto

de los moribundos, y por la puerta este

una luz pálida aparece, un verde resplandor,

la cinta diluida de una aurora fugaz.

 

Georg Heym-

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