Este otoño que se prende a los caminos
pintarrajeando gamas rosas, oro, gualdas.
Se encarama a los plátanos y tilos
con un tropel inusitado de metáforas.
Con sus notas ancestrales como un himno
entre el lento cobrerío se desgrana.
Amarillo mantillón en los membrillos.
Esta acequia musitando mil sonatas.
Este otoño, con su música y su brillo
a ese cielo de tus ojos se encarama.
Remolcando ariscas chispas cobre, vino,
por la senda pedrerías desparrama.
Este óreo vesperal tan cristalino.
Esta lluvia tintineando en tu ventana.
Esta brisa con su dejo cantarino
tímidas madreselvas acicala.
Irrumpiendo en el espectro pueblerino
la sinfonía otoñal en desbandada.
Verde hiedra aferrándose a los silbos.
Este inquieto picaflor de rama en rama.
Rueda el tibio oropel en los caminos
y en las callejuelas de cobre trizadas.
Guitarrar de álamos, dialogar de pinos
junto a las acequias se desperezaban.
Julio César Alvarado-