Llueve en la puerta,
las gotas se deslizan por las paredes,
hay agua por todas partes,
me siento un pez
dentro de una pecera
y apoyo mi nariz en el cristal
de una copa ya vacía,
fueron un gin y otras cosas,
el barman me dijo
-un gin?…
Y yo le dije sí,
y ahora sólo sé
que era una chaira
afilando un cuchillo…
en la calle una chica,
me dijo,
vamos por un ron,
y yo le dije
ya tengo demasiado alcohol,
iba rápido
y no encontraba la puerta de salida,
la noche es un traje azul
con perlas,
los perros aúllan
bajo esta lluvia,
me siento en un bar
que está en la parte de abajo,
estará lloviendo en todo el mundo?,
algo está pasando,
un hombre negro
me trajo una cosa blanca,
me dijo,
inyectátela como mayonesa,
yo le dije
estoy abajo dando vueltas
y más vueltas
y no encuentro la forma de volver…
ahora ladro como un perro,
y bailo en la noche
y todo son luces y tragos,
ha sucedido en mi mente,
un desequilibrio constante,
o dos desequilibrios eternos,
es una parte negra
que se come a la parte blanca,
y bailo y no hay forma ya de salir,
y escucho uno que habla de Singapur
y que sería lo mejor para mí,
y un niño pasa
y ya es la hora de la escuela
y me dice adiós
para mí,
un sueño fatal,
tratar de dormir,
tartamudear y sonreír.
Martín Ojeda-