Poemas

No es fácil encontrar un hogar de amor

“La principal causa de desplazamiento es la guerra”. Día mundial del Refugiado, 20 de junio

 

Lo perdieron todo y nadie les devolvió nada.

La guerra les despertó un día y se fueron huyendo.

Se refugiaron en la primera estación de paz.

Y, desde entonces, son extranjeros sin pueblo.

 

No tuvieron fuerza para quedarse en su hábitat,

tampoco nadie les tendió la mano,

ni les dieron aliento cuando ya no respiraban,

el mundo para ellos es un horno de fuego.

 

Ningún ser quiere convertirse en un refugiado.

Ningún ser quiere mudarse de patria.

Ningún ser quiere abandonar a los suyos.

Ningún ser quiere huir sin saber dónde y solo.

 

No me gusta este mundo de fugitivos

que transita como la peste, de un sitio a otro,

desertando del miedo, evadiéndose del dolor,

vencerse uno mismo es el triunfo más sublime.

 

Tampoco me cautiva este mundo de dioses

que no establece un final para la batallas,

sabiendo que se destruyen inocentes vidas

y que son los que nada tienen los que mueren.

 

No es fácil encontrar un hogar de amor

donde ponerse a salvo, y poder hacer el camino

de la libertad, con quien uno desee y como quiera.

Únicamente el que ama permanece vivo.

 

Detesto los campos de refugiados,

porque nadie sabe lo que le depara el futuro.

Maldigo los territorios de sufrimiento,

porque nadie debe sufrir por el pasado.

 

El mañana nos tortura y el ayer nos encadena.

Es hora de vivir el presente en todos los tiempos.

A veces estamos demasiado cargados de odio

y no encontramos el afecto de unos y de otros.

 

Un hogar sin amor es como un cuerpo sin alma.

Regresen, pues, a sus hogares los desterrados,

ayudémosles a volver, auxiliémosles el retorno,

¡y en seguida el mundo despertará feliz!

 

Porque el mundo es de todos y de nadie.

Es de los que se aman y se comprenden,

de los que encuentran la felicidad,

siendo compasivos, y de los que se reencuentran.

 

En todo caso, mira al cielo y no te olvides

de buscar las estrellas perdidas de tu morada.

Alumbra la tierra con la esperanza del regreso,

y piensa que Dios, hizo un mundo para quererse.

 

Víctor Corcoba Herrero – corcoba@telefonica.net

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