Invento una casa para las ausencias
la invento al lado de un río
sobre el agua susurra el viento.
Aspiro luz por la cascada del trueno
la larga lluvia de la memoria
con sus puertas abiertas en las sombras
de los árboles.
Puertas como soles son
que navegan por mi sangre
y músicas descarriadas en la espera de los años.
Con retazos de caricias tejidas entre álamos
invento sílabas para atraer palabras
para armar las voces que se disipan
en esa casa abierta que invento
con sus rincones de rostros irrenunciables
con risas y gemidos de huellas diferentes
que llevan siempre hacia un mismo camino.
De esa casa abierta soy una invención
de la orilla de un río
de un horno de barro donde mora el sol
de un horizonte de silencios
y de todos esos latidos
que hacia la madrugada vuelven
y piedra adentro me arrastran
montaña adentro me arrastran.
Mario Melnik-