Como buen navegante creció
Navegando siempre el éter, arracimado
de anhelos.
¿Cual duende primario le dio aquella sabiduría milenaria?
Para que aquél hacedor de estrellas, la dejara allí,
en el azur milenario.
Desde mí puesto de observación me admiré de su trabajo.
Tranquilo pero, con una exactitud inigualada, la dejo allí,
en aquella obra, tenia mi persona un lugar.
Era la Cruz del Sur
Yo moraría en ella hasta el final de los tiempos.
Alfredo Ismael Lama-