Extraño las caminatas por la playa
esas tardes serenas de octubre;
extraño el olor a mar
impregnándolo todo
como hálito de vida.
Extraño los juegos al bajar la marea.
Extraño las cenas del sábado
acomodados en el living,
las mañanas de lluvia y de nostalgia,
las charlas con amigos.
Extraño el cansancio físico
por la tarea cumplida
luego de un largo día,
los momentos de ilusión y fantasía,
de proyectos compartidos.
Extraño sentir dentro mío
que el estigma de la vida
ya no vibra como entonces.
Extraño por momentos
casi… no sentirme viva.
¡Extraño… amor… extraño!
Norma Vega-
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