Un nuevo septiembre empieza
a correr, como una liebre,
con gran ansiedad y fiebre
y una endiablada flaqueza.
Él es, por naturaleza,
un mes desequilibrado,
ya que le cae en picado,
al ocaso del verano,
la hiel de lo cotidiano
tras el retorno obligado.
Carlos Benítez Villodres-
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