Cierro los ojos
en un afán de escuchar
lo que no veo.
A lo lejos un eco se pierde…
es el murmullo
de la brisa de otoño.
Las hojas caen
al compás del viento
y se posan al pie de los árboles,
mientras una leve llovizna
llena el ambiente de gotitas
que resbalan por mi cara.
Cuanta paz se siente,
cuanta calma…
Poco a poco empiezo
a escuchar una voz,
es mi voz interna,
la voz de mi alma.
Una vocecilla alegre
que claramente me llama…
Arely-
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