Poemas

A si mismo

Durar, guardado por el dios.

Ese improbable ejercicio,

ese alzamiento pules en la nocturna

desaparición.

En el poema duras. De su verdad

artificiosa extraes lo mínimo,

lo que alcanza para cruzar

de un amanecer a otro.

No amas, no amaste

el salto de la alegría entre luz y sombra.

No entraba en tu carácter. Leal,

el cielo gastó fuerzas horrendas

en rellenar abismos, cambiar rutas,

órganos, estigmas: el dios te preservó

de muchos males, guardándote

en jaula suficiente.

Mas cerca que muchos mortales

del halo inocente, al poema

lograste llevar tu furia inmóvil

(literalmente fulgor rojo contenido)

Y la humillación, la pedrada en la boca,

lució ante los reyes como escudo:

bestia tan débil solo podía

dar un pelo de sombra.

Pero ese filo hendía

la tierra y desgajaba el monte

con poder y auxilio asentados

en el sueño. (lo real pasaba traslúcido,

fugaz). La mente escindida

creó semillas, esperma

para nutrir más adelante a pequeños videntes.

Para durar. ¿ Hay, se conoce otra huella

probada? Sobre el mundo la mano

arma su prisión, su clave y las palabras

en el papel -personaje-, arrojan pistas

como trozos cedidos a la noche,

mojones fosforescentes en lo negro, comida

y música: tu experiencia se hunde

en la luz anónima de dobles futuros.

 

Rodolfo Godino-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *