Poemas

El débil alivio

Sin recato, dudo al borde de tu cama.

Y esta evidencia me dobla:

aunque duela desde entonces todavía y después

esta ráfaga extinguida en el último pulso

no quiero que mueras aquí conmigo;

vayamos hasta la puerta de no sé donde

juntos vayamos, pero no me lleves.

 

A los tumbos por los laberintos de la fe,

tu cuerpo, tea helada marca una perfección imposible

y diluye las furias de la sangre.

Sin demora se cumple el despojo y caen los oprobios

a imagen y semejanza del miedo siempre al borde de tu cama

aunque duela desde entonces todavía y después

la ceguera mira desde el fondo.

 

Alfredo Luna- del libro La mirada sonora-

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