Avecilla blanca
que bajó de lo alto
y se asió a la tierra
haciéndose canto;
de nácar sus dedos,
de rosas sus labios
nívea flor su rostro,
de lino su manto.
Las campanas tocan
broncíneos llamados;
del azul del cielo
Jesús ha llegado;
miríficas notas
perfuman los campos;
blancas sinfonías
ruedan por el prado.
Coros de querubes
de níveo tocado;
expresión sublime,
prístinos vocablos.
Suave ramillete
de pétalos blancos;
conjunción de voces;
aletear de pájaros.
Julio César Alvarado-
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