Hoy floreció,
una ola me lo dijo: La
mujer que nació en el
mar, aquella que canta en
la montaña.
Decora a los fríos más
incomprensibles, tan
lúcida, amarrando las sogas
a un barco. Contando las piedras y
sumando las estrellas.
Como teje alfombras de persa,
sin obtener una flor del terreno.
Tan fría casquete polar, tan
entrañable trabajante.
Su sonrisa inimitable, supera
al crepúsculo deslumbrante. Ella
que se admira, La que cambia, la
que transforma mentes. La que busca abajo
de la arena esperando.
Siempre la veo de ojo en ojo,
de cueva en cueva, de sol en sol.
Deslumbra como una estrella
impecable, festejada por fuegos
artificiales.
Merece mil sonetos de pájaros
cantores, merece escoltas de
fuertes trabajadores. Hoy y
siempre la festejaran mares, soles,
lunas, bosques, y bocas que canten sus
culminaciones.
Siga dejando su mente en el universo,
sus sueños en el cielo, pero siempre
ponga una base en el suelo.
Rolando Cocolotl Cámara-
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