Poemas

Doce horas

Cuando el sol rayaba el oriente

un hombre enamorado habló

con una mujer de risa ardiente

y ella simplemente le contestó.

 

Nuestro amor es callado,

calla porque el mundo apasionado

juega con el amor del poeta

que en locos vaivenes despierta.

 

Calla la rosa un suspiro

de un amante en delirio,

en noches de luna.

 

No podemos en voz alta,

a los cuatro vientos gritar

cuando se ama de verdad

por ende hay que callar.

Junto al río te enamoré

y en tu casa yo pasé

doce horas de pasión

de mi noble corazón.

 

Augusto Sierra-

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