Desde ese encuentro inolvidable, no pude dejarte;
tu sonrisa me encandiló y no pude volver.
Volando contigo al compás de la inmensa alegría
nos dejamos llevar entre bebidas ardientes,
entre ardientes bebidas nos dejamos levitar.
Hablando conocí tus encantos,
los cuales me fascinaron,
y me pegaron…
si, me ataron y no logro salir,
y no quiero.
Elías. Y