Poemas

La espera

Mis pies rozan obstinados

la vereda poco amable.

Aprieto los puños

hasta herirme las palmas

mientras el viento

agudiza mi ansiedad.

Voy y vuelvo cien veces,

con la enorme carga de no saber.

Un gato oscuro me espía

desde el rincón

de los malos augurios.

Camino lentamente y me afirmo

en la convicción de lo incierto.

Respiro un Zonda desgastante

apoyada en mi permiso.

La noche cerrada

se lleva el último suspiro.

Pero el sol confirmará

que la Vida ha vuelto.

 

Cecilia Bigetti-

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