Amo el verde mallín de tus caminos
que se entremezclan con el asfalto y el hollín.
Se desangra la tarde sollozando,
Piedra Buena parece saludarnos
y de nuevo la ruta nos atrapa,
como duendes azules de estas pampas.
Y huer aike a lo lejos está presente
como pidiendo,
como invitando
a esos viajeros a detenerse.
Pintorescas nubes se desgranan,
desesperada la tarde se oscurece
y lentamente me voy por el poniente.
Hay Patagonia mía, yo te amo
y este furioso viento que lastima
parece derrotarme las retinas
y en un sonoro verso te bendigo
Santa Cruz, Santa Cruz…
eres la música que un día
Hugo Giménez cantaría…
Héctor Amado Montenegro-