Verdades mudas,
donde los ojos silencian las palabras
y las palabras se hacen invisibles a la pluma.
Magia que no se pierde,
se trasmuta hábilmente…
o sueña aletargada esperando el momento
para volver a crear.
Te quieros…
que se perdieron en el tiempo,
para inmolarse en ese nunca desaparecer,
que agrieta la noche
y la sume en silencio
hasta desfallecer.
La risa, tu sonrisa,
nada…
o todo,
pues me la devuelves empapada de vida,
partícula de polvo cósmico,
donde tus ojos son mi cielo…
extraña forma que tengo de amar…
nada falaz, nada egoísta,
y así y todo,
sólo de ti escucho:
“¡tienes que brillar!”
Ni mustio, ni erguido
mi suspiro roído
dejará de pertenecerte jamás,
… es esa extraña forma,
¡que tengo de amar…!
Bárbara Himmel-
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