El viento me trae mensajes de antaño,
murmurios de amores que ya fenecieron,
gemidos, susurros, secretos que fueron
acaso los duendes de otro mundo extraño;
los días felices, como un sol de hogaño
en ondas de fuego tal vez me envolvieron
y en el mismo viento quizás sucumbieron
en vientos gamados en rubor huraño;
un viento parlante me alcanza un recuerdo
con un gesto adusto, con su paso lerdo
y enrolarme quiere su largo vagido,
los vientos son bardos sembrando su acervo,
gacelas de vientos con su piel de ciervo,
poetas etéreos en su pecho herido.
Rodolfo Leiro-