Medianoche en occidente.
El mundo mira
el bombardeo bajo la aurora
del cielo de Bagdad,
como una fiesta de luces
y horror televisado.
Pesadilla. Presagio. Temor.
Miles de personas morirán.
Amanece en Irak.
Las primeras horas serán oscuras,
como una mente asesina.
Será un amanecer amargo,
en los dos costados del mundo.
Niños, como los nuestros,
viejos, como los nuestros,
morirán en esta madrugada.
Y en los días que vienen.
Pesadilla. Presagio. Temor.
La oscuridad traerá malos vientos
y el mundo no será el mismo
luego de este amargo amanecer.
Habrá duelo mañana
por los niños de Irak,
sus ancianos y mujeres,
su gente inocente;
y por nosotros mismos,
que también
Cecilia Bigetti-