Amor eterno

No sé cómo tú te atreves
a decir que yo no te quiero
si bien sabes de que vives
dentro de mi pensamiento.
¿Es que tú no te das cuenta
que de amor estoy muriendo
y que se me oprime el pecho
al saber que no te tengo?

Cuando me miran tus ojos
que son como dos luceros
y si pasar por mi lado
con una flor en tu pelo
dejándome tu perfume
que me llena de embeleso,
entonces me siento dueño
de todito el Universo.

Hasta quiero ser poeta
para escribirte unos versos
y poder decir en ellos
lo que por ti estoy sintiendo,
para que se entere el mundo
lo mucho que yo te quiero.
¡Qué triste es saber que nunca
esos versos podré hacerlos!

Tu amor es como una fiebre
que me vive consumiendo.
¡Cuántas veces he soñado
Con volverte a dar un beso!
Y tan sólo Dios lo sabe
porque a él se lo confieso.
Ya ves, no tienes derecho
a decir que no te quiero.

Si yo tuviera que hacer
un sacrificio supremo
pídemelo, yo te lo juro
que no dudaría en  hacerlo;
me postraría a tus plantas,
si no te basta con eso,
te bajaría las estrellas
que alumbran el firmamento.

Y no sé si esto es locura
lo que por ti estoy sintiendo
que soy capaz de sumirme
por entero en el infierno
para que quemen mi cuerpo
y se calcinen mis huesos
antes de que tú me digas,
mujer, que yo no te quiero.

Porque mi amor no es ficticio,
porque llevo aquí en mi pecho
cifradas tus iniciales
y al decirlas me consuelo,
porque a pesar de que digas
que yo por ti nada siento
siempre serás en mi vida
sólo tú mi amor eterno.

Manuel Fonseca Gómez-