Flor y río
Y la flor se va con la corriente,
golpes de piedra en piedra va llevando
y al final, ya mustia y maltratada por el torrente,
al mar salado y orgulloso, la pobre flor llegó llorando.
Otra flor el árbol dona al río,
que le perfuma el aire y sus laderas
y él, fluyente, displicente y frío
entre sus aguas la envuelve como pasajera.
Entre destellos de sol y bellas flores,
las laderas brindan amoroso cauce
al agua perfumada que de amores
emborracha y seduce al reverente sauce.
Feliscindo González-
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