Crónica Literaria

Diario Cronica

Diseño y actualización:
Alberto Vargas

2001 - 2010
Comodoro Rivadavia
Chubut - Argentina

10 de marzo de 2010

Vacío Estupor

El joven escritor y realizador audiovisual Federico Mehrbald, lanza un nuevo libro
–segundo de poesía- obra con la que continúa sumando creatividad paseando por
diversos géneros literarios.
Según señala “mis poesías tratan de moverse en varios niveles, aunque no siempre lo
logran o puedan ser identificadas en diferentes movimientos. Redundan lo mundano y
son apéndices cotidianos como un fotógrafo que observa las fotos de manera distinta
a las que lo hace uno profano. No hay respeto por nada me gusta decir o no importa
nada también. Se retrocede adelante (un falso fuera de). Es difícil decir esto; pero,
intento que este libro juegue a usar lo auditivo, y los efectos visuales que podrían
causar la náusea, y generar una enfermedad del movimiento potencialmente. También
acarrear problemas del corazón y si alguien estuviera tomando medicinas psicoactivas
o médicas prohibitivas, no deberían de tocar estas poesías. No induce la hipnosis
realmente ni la alteración de humor, así que queda en cada uno leer o no leer”.
Federico estudió Licenciatura en Comunicación Social y, además de colaborar con
diferentes medios gráficos, radiales y audiovisuales, publicó en 2006 los libros de
cuentos “Sin nombre por ahora” y “Rompiendo el hielo”. Su primer libro de poesía fue
“Mi poesía vale dos pesos” y ahora suma este nuevo título, “Vacío estupor” con una
producción atrevida y personalísima con la que busca la libertad de la palabra, de
pensamientos y, como dice en parte de su prólogo “Puede ser leído como la ‘fiesta
final desencantada de una época’, con la música de fondo de los paraísos artificiales
que pedía el padre Baudelaire.
“Este libro puede ser leído como una hoja de ruta imperfecta para ese recorrido
desesperado, que no garantiza llegar a ninguna parte pero nos asegura el vértigo del
camino. A lo sumo, agotadas las botellas, las sustancias, perdido todo lo que puede
perderse, Mehrbald nos aguardará en el enésimo amanecer, con las mismas dudas
maníacas del comienzo, irónico, melancólico o frenético. Solo o acompañado, qué
más da, si el ademán de conocer es lo único que existe. Al fin y al cabo, la poesía
come de todo”