Niño del hambre
En la llaga del hambre, cada día,
navega sobre un témpano de hielo,
sin milagro de peces en el cielo,
ni migajas de santa eucaristía;
penitencia de oscura artillería
en acecho tenaz de largo duelo,
dentellada de pulpa de pomelo
sobre su boca fría.
Impiadosa vigilia de los dientes,
voraces y abstinentes,
al desangre de un peso de tormenta;
evangelio de llanto con que ayuna
y en rigores de hambruna,
con astillas de luna se alimenta.
Carlos Casellas-
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