El talón de Aquiles del Dios del mar

En medio del oleaje
viro el timón hacia el ojo de la tormenta
y que caigan los rayos en las velas
que pase la espuma y el viento
a lo largo de cubierta
que los cabos se suelten
o se corten por lo más fino
que la tempestuosa reina de este temporal
se devore las maderas de mi barca
como una rata devora los cajones de manzanas
que la luna sea testigo de mi naufragio
porque no hay otra cosa que me haga sentir más vivo
que costear las orillas de la muerte
que la marejada me mantenga siempre alerta
con el sabor de la sal del océano
sin salvavidas
sin botes que me arrimen a la costa
sin ver el horizonte de tanta negra lluvia
así hasta que me haga piraña
y pueda morder el talón de Aquiles
de Poseidón.

Martín Ojeda-