Uno
Uno anda saltando por la vida desde un séptimo piso
y revienta en las calles como una sandía
bajo esa bola de nieve que es el sol
uno asalta y toma por atajos los baldíos de la mente
se arriesga y arrastra como una víbora por un callejón
se quema con fuego y se prende con alcohol como una lámpara
se cae como ceniza en un piso lleno de tapas y migas
de gotas de sangre y heridas
uno cambia con cada golpe en la mandíbula y se vuelve a parar
revisa el orden, las cuentas, la quiebra, la pesificación
y sale con un maletín lleno de papeles a buscar más papeles
y apila cajas y montañas de hojas que podrían ser un gran incendio
uno acelera los sorbos contra el tiempo en la taza de café
el paso al caminar simulando ir apurado a ningún lugar
el pulso no alcanza a subir que ya está devuelta arriba y abajo a la vez
y a veces las venas no pueden manejar tanta presión
uno ata con alambre el almanaque y pega con cintas los días
uno intenta llenar un gran vacío con nubes de algodón
y piensa en el amor o en las drogas como escapatoria
y está condenado y perdió el juicio sin defensa
y un buen abogado puede ser el análisis frío de las cosas
pero frío como un bloque de hielo que golpea la cabeza
uno gira contra lo liso, contra lo horizontal
y sube a un séptimo piso y salta
y revienta en las calles como una sandía.
Martín Ojeda
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