Niños blancos
A mi hermano Hernán
Sin duda siguen ahí
esos niños blancos
que en la siesta
revoloteaban cerca nuestro
cuando nos escapábamos al monte.
Seguramente hermano
siguen intactos sus rizos azules
y ese mirar como cristal
que hacía de las rondas
un sacramento de manos entrelazadas.
Es seguro que todavía deambulan por la tarde
buscando a los que fuimos –bravíos piratas-,
pero estamos tan lejos
del cielo aquel
que extraviados ahora
somos noche, somos exilio.
Gustavo Tisocco-
|