La casa que habitó el mar
A mis suegros María Victoria y Ricardo Alberto Hinrichsen
Penetró el mar a tus puertas,
subió las escaleras, entristeció el recuerdo.
Saber que no te tengo, sentir que te he perdido
recita ahora el poeta desde arriba del cerro.
Poblada está tu sombra de espumilla y olvido.
Fantasmas ya sin salas buscarán otro cielo.
Cada copa trizada, cada tecla silente sonará
en el vacío, testigo de otros tiempos.
Un bostezo de alcoba se entroniza en la fuente.
Poblada con amores morirás en silencio.
Oh casa que agonizas como una abuela enferma
serás carne de escombros, aserrín, madera vieja.
Me miro en tus espejos, recorro tus pasillos,
me abrigo en tus misterios de siglo y medio.
Poblada de poesía viajarás con el viento.
Marta Zabaleta-
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