Descubrimiento
Vio que eran manos extrañas,
celestes desprendimientos,
garras de infinito poder
capaces de modelar senos o rosas,
de acariciar el cielo.
Vio que eran pies antiguos
y nuevos
recorriendo el camino
en ámbitos más hondos
que la noche y el día.
Y ya desnudos esperaban
como otros seres en el Ser;
eran raíces lejanas,
huellas para llegar
al absoluto.
Vio que la perfección oscura
había conformado
ese cuerpo
común,
maravilloso,
ese trémulo cosmos.
Y entendió que era el hombre
(y él mismo) el prodigio.
Félix Gabriel Flores-
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