La calle
Cruzábamos la calle con el ardor olfateando el aire
cuando el silencio se refugiaba en medio de la gente
y el suelo calcinado urgía a nuestros pasos
aún siento el frescor del mármol
y me penetran los perfumes de la casa
la gata celosa en el armario
la calidez desnuda de los cuerpos.
Albedrío del llanto recién nacido
verbo sosegado en la ternura.
Cruzábamos la calle entre vapores y estridencias
y era manantial arrebatado por el sol
y era río desbordado en la montaña.
Cruzábamos la calle y estábamos solos.
Ofelia Funes
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