Navegante de las orillas
Balsamera, balsamera
llévame a la otra orilla
pero ve suave, para no asustar a las aves
que se deslizan en las aguas de su esperanza
Alzate cielo
resplandece tu gloria las nubes asusten a la tierra
y el labrador de los montes
camina envuelto en armadura
de trigo sin germinar.
En la otra orilla escucho las mismas letanías humanas
nadie sabe el cansancio de un caracol
nadie comprende a la mujer que arroja
llantos de parto.
Vuelve a la otra orilla - balsamera –
tus ojos impenetrables reflejan
una eternidad de tribus errantes
golpeadas por un aire ligero violentadas por un batir de alas
que buscan caminos sin señales.
Rubén Gómez Ramírez- |