El muro
El muro está ahí otra vez,
es de día y debo saltarlo para seguir,
vengo rengueando de la noche,
dejé atrás las muletas de la madrugada,
me recosté a dormir un poco,
mientras el aire en las calles congelaba,
llegué a descansar dos días por dos semanas,
de viajes por placer y trabajo,
y pasó el tiempo en mis sueños
y las horas se vieron como relámpagos,
y comprendí que no está mal ensobrarse un rato,
que es un milagro después de andar como un gato,
detrás de un plato de leche
y otro plato de pescado,
todo ocupa su lugar debido,
el equilibrio se refleja en todo lo que hago,
cuando voy al supermercado
o cuando voy vagabundeando,
detrás de una imagen
o simplemente caminando,
absorbiendo como un imán
los metales de lo cotidiano,
de trámites bancarios,
horarios,
despertadores sonando,
movimiento urbano,
esta ensalada de tuercas y bulones
a la que estamos acostumbrados.
Martín Ojeda- |