Nosotros miserables
A la buena de Dios y abandonado
en la inmensa ciudad sin sentimientos,
intentas subsistir sin aspavientos,
con solo lo que alguien te ha dejado.
¿A la buena de quien te han arrojado?
cuándo un día, en la calle, y sin sustento
careciente de todo, y harapiento,
tu sagrada niñez te han despojado.
A la buena de nadie y con simpleza,
sin la luz en tus ojos insondables,
tus palabras son pocas… son amables,
no dejan que aparezca tu tristeza.
Pidiendo una moneda… tu pobreza,
nos descubre a nosotros miserables.
Dardo Gatti |