Iguazú en concierto
2do. Festival de Orquesta de Infantes Juveniles
Escuchando programas de la televisión
comencé a buscar uno que me deleitara
con emoción. No tardé mucho tiempo
en ubicar algo que me hizo entusiasmar.
En pocos minutos, mis ojos se humedecieron
y mi corazón a palpitar
con sus músicas orquestales
de países participantes
deleitaban los oídos de todo el mundo.
Una persona presentaba
a representantes de cada país
con sus instrumentos musicales
y eran ovacionados por todos
con fervor y emoción.
Pude observar en esa juventud ejemplar,
aplaudir con respeto y alegría sin límites,
toda la música internacional.
Después de un rato, escuchando emocionado
distintas juventudes de una cultura
disciplina y maravillosa,
cerré mis ojos y me pareció ver ángeles
del cielo que habían venido a entusiasmar
a toda la juventud del mundo hermanada.
La música es alegría, es amor.
Es el bálsamo que cura la tristeza
y alivia el dolor.
Pensé que éste, es un ejemplo para adoptar
porque es bueno y necesario
para enseñar a la juventud que un buen camino
lo llevará a triunfar en la vida con amor y amistad.
Ver a esos conjuntos y escuchar
su música, es un regalo para admirar
y, nuestro juventud, necesita un apoyo
que les haga olvidar distracciones erráticas
arruinando sus vidas, perdiéndose en la soledad.
Eugenio Zacharko- |