Quisiera cantarle al viento
al sol y a cada mañana
a las abejas que ufanas
libran la flor con su aliento.
A las lindas mariposas
con sus alas de colores
a los bellos girasoles
y a las rosas más hermosas.
También al mar con sus olas
que chocan contra las rocas
y a las aves como locas
moviendo al aire sus colas.
Al gallo que muy temprano
le canta al amanecer,
al rocío que al caer
aporte un amor muy sano.
A la palma que se yergue
en el campo muy altiva,
debajo las siempre vivas
como una alfombra solemne.
Al sinsonte que ennoblece
con su canto a la pradera,
se convierte en primavera
Y las azucenas crecen.
Al niño que con su hermano
se va contento a la escuela
y le aconseja la abuela
que los dos se den la mano.
Al que luche en esta era
con fuerza y tenga valor
para obtener sin temor
la libertad sin fronteras.
María Luisa Fernández-