Poemas

Cuando la vida se acaba

Después de andar gran parte del camino
bebiéndose la vida hora a hora,
vacía casi ya su cantimplora
aunque sediento avanza el peregrino,

e intuye que se acerca su destino.
Y tras de una jornada agotadora,
con fe y esperanzado al cielo implora
que le muestre con su poder divino,

si la luz se ocultare, su sendero.
Y como en maratón hace el atleta
en los brazos del ímpetu postrero

alcance con honor al fin la meta,
tranquilo, sin temer lo venidero
con el alma de júbilo repleta.

José María Criado

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *