Sueña el molle
su martirio de acueducto
y en el retumbar del viento
oye los sedales y los musgos.
Secas las palmas
con sabor de invierno
se repliegan,
en la nada
donde muta el horizonte
en tormentas de silencio.
Acontece
sin sudar el infortunio
y la estepa
se devora sus adentros.
Sergio Pravaz-