Mar de trayectos interminables
donde inicios y finales,
pasan inadvertidos.
Olas de sensaciones, casi imperceptibles,
inquietan al paso,
acarician inesperadamente.
Cúmulo de presencias dejan
a la luz, la propia desnudez
expuesta a28l sol abrazador,
a las palabras sin sentido.
Cubrir quisiera con mis manos
el cuenco profundo del alma,
dando tibio ropaje
a heridas dolientes, y
a la plenitud cuando invade.
Graciela Di Laudo-
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