Me sorprende descubrirlo en esa fotografía; detrás de ese cristal. Lo he perdido y lo recupero aquí, en su retrato; la mano apoyada en el mentón, la sonrisa perdida en la distancia, la mirada enigmática.
Si, es él, una foto reciente digo, por el corte del cabello y el abrigo que delata el frío de este otoño de hojas que se amontonan en bultos marrones y amarillos.
Noto que el cielo resplandece, cobija a los niños en la plaza aunque esta mañana repicaron los tacos de sus botas en el canto rodado del sendero cuando apresurada furiosa la cólera galopó en su corazón.
Ada Inés Lerner-
Pingback: 23 de diciembre de 2015 : : Cronica Literaria