Cuando nombro el amor
destejo la palabra que inaugura
metáforas, imágenes, sonidos.
El verbo que convoca
– sin premura –
la cadencia ritual de tu caricia
demorándose lenta entre mis senos.
Los besos impacientes
que demandan
algún puerto seguro donde anclarse.
Ese loco fervor que nos anega
y desmadra la sangre en las arterias.
El ensalmo final
cuando voces y pieles
sucumben ante el fuego.
Cuando nombro el amor
digo tu nombre.
Invisible sentencia inapelable
más allá del silencio
o la distancia.
Razón insobornable que sostiene
la certeza de todo lo vivido.
Cris Fernández-
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